lunes, 27 de abril de 2009

Marco Referencial

Actualmente y desde mitad de los ´90 se ha tomado como iniciativa principal en proyectos de comunicación, desarrollo y educación para nuestra región latinoamericana, trabajar desde el enfoque de género. Si decimos que sin comunicación no hay desarrollo podríamos agregar que si la comunicación no tiene un enfoque de derechos (de género) tampoco hay desarrollo.
Siguiendo en esta línea de reflexión, trabajar para la transformación social con enfoque de género y desde la comunicación supone identificar y promover prácticas que tiendan a este propósito.
Desde la comunicación con enfoque de género nos atrevemos a explorar y a decir que nos importa identificar y promover las prácticas emergentes al diálogo de la gestión para la transformación social. Ocurre que la falta de una perspectiva de género opera como una marca más o menos oculta para reproducir el malestar en las relaciones cotidianas y en esto la comunicación juega un rol fundamental.
En la Conferencia Mundial de las Mujeres celebrada en Beijing China en 1995, los gobiernos participantes se comprometieron al trabajo a favor de mejorar las condiciones de vida de las mujeres que en nuestro continente latinoamericano siguen siendo de analfabetismo, pobreza, salud y menor acceso al mundo del trabajo Trece años después, podemos decir que el trabajo que resta es mayor del esperado por aquellas consignas y que el abordaje debe hacerse desde la educación para brindar en todo ámbito de construcción de saberes la perspectiva de género.
En ese entonces y ahora, se consideró a los medios como punto estratégico para trabajar el enfoque de género que atraviesa a todas las prácticas de la vida cotidiana y que tiene una fuerte impronta en las construcciones de políticas publicas.
Trabajar género comprendido como la construcción cultural de la diferencia sexual, es trabajar a favor del acceso y participación en las manifestaciones de la vida cultura, la libertar de expresión, el derecho a la información, la educación y esparcimiento sin restricción ni diferencia según se seamos mujeres o varones.
Con toda esta consideración estimamos básica en la formación integral del comunicador una mirada desnaturalizada y crítica de los lugares comunes de nuestra sociedad que a veces son más responsables de los que parecemos del cambio que buscamos y que cuesta conseguir.

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